Ramadán, una celebración que impulsa la economía

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Durante las celebraciones del Ramadán, asistimos paradójicamente a una disminución de la actividad de la población activa y a un aumento de las ventas, especialmente en el sector de la alimentación. En efecto, debido a su larga duración e intensidad, esta celebración repercute inevitablemente en varios sectores de la economía. ¿Cuáles son las consecuencias de este ritual para la economía? ¡Te lo explicamos todo!

 

Las remesas aumentan

El Ramadán es una celebración de la familia y del compartir. Hoy en día, cada vez más personas se trasladan al extranjero y están lejos de sus seres queridos. Por eso, durante este periodo, aumentan las transferencias de dinero en un 60% aproximadamente, sobre todo para los expatriados o emigrantes que desean ayudar a sus familias en casa. De hecho, hacer donaciones forma parte de los 5 pilares del Islam. Esta acción se llama Zakat y representa alrededor del 2,5% de los ingresos de cada musulmán. Incluye el envío de dinero a los familiares, las donaciones a fundaciones benéficas o un gesto hacia una persona necesitada. Más del 60% de estas donaciones y transferencias se realizan durante el mes de ayuno.

 

 

Así, los fieles aprovechan este periodo para ayudar a sus parientes o hacer donaciones a las asociaciones de su elección. Además, el Ramadán provoca un fuerte aumento de los gastos en la industria alimentaria, por ejemplo. En consecuencia, el dinero gastado durante este mes sagrado es mucho más elevado que durante el resto del año.

 

Un panorama económico mixto: el sector alimentario en expansión

El Ramadán es una celebración que, obviamente, implica cambios en los hábitos de consumo y, por tanto, un cambio en el crecimiento económico de los distintos sectores. Algunos sectores prosperan rápidamente mientras que otros ven su actividad ralentizada.

Esta celebración es una oportunidad para cenar con los seres queridos y degustar multitud de platos diferentes. Por ello, empresas como supermercados, mercados y tiendas de comestibles se benefician enormemente de este aumento del consumo de alimentos por parte de los fieles. Precisamente, las grandes comidas que se organizan con la familia al atardecer requieren una larga preparación y la consiguiente cantidad de alimentos, lo que lleva a los hogares a consumir más. El aumento de la demanda de alimentos se estima en un 37%, sobre todo de productos como el pescado fresco, los cítricos, los huevos y las frutas. Esto conlleva un aumento de los precios de alrededor del 0,6% de los precios iniciales. Al final del ayuno, la economía vuelve a la normalidad y los precios y el consumo vuelven a los niveles anteriores al ayuno.

 

El sector hotelero y el turismo local afectados

Durante el mes del Ramadán, los musulmanes religiosos viajan poco. De hecho, se produce una ralentización del turismo en general, tanto en el país como en el extranjero. Durante esta festividad, la gente se queda con sus seres queridos y respeta las tradiciones que pretenden que los fieles lleven una vida sencilla durante 30 días. Por este motivo, los hoteles, AirBnB o incluso los grandes complejos hoteleros notan un descenso en las reservas que afecta notablemente a su facturación. Por supuesto, la actividad depende de cada ciudad o país, pero globalmente se observa que el mes de Ramadán es un mes muy tranquilo para los actores del sector turístico.

Obsérvese también que el transporte público o incluso los taxis suelen estar muy ocupados en las horas punta, ya que las familias quieren reunirse antes de la puesta de sol.

 

Las redes sociales, una forma de compartir en todo el mundo

Más del 22% de la población mundial sigue de media las celebraciones del Ramadán. En la era digital, se observa un consecuente aumento en el uso de teléfonos móviles, redes sociales y cualquier otro tipo de medio de comunicación. Durante esta época del año, los estudios han demostrado que los musulmanes pasan más de 2 millones de horas extra al día en redes sociales como Facebook y YouTube, que ha visto aumentar su audiencia en un 150%. Como cabe imaginar, los numerosos encierros, las restricciones sanitarias o la suspensión de vuelos han impedido a las familias reunirse durante muchos meses. Para remediarlo, algunas personas están formando grupos en WhatsApp, Zoom o Google Meet para poder compartir las comidas familiares a distancia.

Además, redes sociales como Instagram permiten seguir a personas influyentes que comparten en directo las tradiciones del Ramadán con su comunidad. En este sentido, la aparición de Covid 19 ha permitido el crecimiento exponencial de ciertos medios de comunicación, que ahora simplifican las vías de comunicación entre familiares.

Por último, desde hace unos años, el Ramadán ha hecho su aparición en las comunicaciones publicitarias de marcas globales de todo tipo de productos. Hoy en día, cada vez más empresas se dirigen también a sus clientes religiosos a través de sus campañas publicitarias para celebrar con ellos esta fiesta sagrada. En cuanto a Francia, más del 80% de los musulmanes presentes en el país practican el Ramadán. Por ello, muchas empresas deciden aprovechar la oportunidad y aprovechar este periodo de fuerte consumo para maximizar sus beneficios y fidelizar a los clientes afectados.

 

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El equipo de Moneytrans lleva más de 20 años especializados en servicios financieros para comunidades de migrantes en todo el mundo.

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